jueves, 5 de noviembre de 2009

acaso

cuando a veces pienso en la multitudinaria fantasía de la gran nada exenta de automatismo,
me he visto actualizada en un sin fin de respuestas carentes, enfrascada en mínimos jarrones de floreceres maquiavélicos.
cuando oigo el auge brotar de la piel contigua, los matices se vuelcan hacia la percepción del ayer, descubriendo que nunca hay más que lo que se dio por siempre.
¿cuándo gritará el amanecer su sol? en cuanto las venas se hayan carcomido sus últimas preciadas gotas de resistencia acabada, y en cuanto yazcan mañana los presentes nunca jamás.
aún en las horas oscuras que nunca simularon más ficción que las hojas brotantes de un techo hamaca, suspendido sobre las copas de los árboles fruncidos, ha sido descubierto y vivido que la multitudinaria fantasía no es más que un recordado en los albores.

3 comentarios:

Chio dijo...

entrar en el laberinto, más precisamente, hacer ser y aparecer un laberinto, mientras podríamos haber permanecido "extendido entre las flores, de cara mirando al cielo"(Rilke)..."

paoravasio dijo...

¡chio! qué lindo...

Phiblógsopho dijo...

Buen grito de mutismo.